Un fragment

Público, avui horabaixa. És un article per llegir sencer. Tracta, sobretot, tres temes: el sainet judicial espanyol pensat per tombar un govern que no agrada, el sainet OTAN, i el sainet Tribunal Constitucional. Si qualcú dubta encara del lawfare a l’Estat espanyol, si qualcú creu encara en l’OTAN, o si qualcú pensa que el TC acaba l’assumpte que va començar amb la retallada a l’Estatut de Catalunya… Vet aquí un fragment.

“3- Lo de los jueces.
4- Finalmente, el juez menos esperado –es decir, el que menos podía perder, el que podía hacer, por ello mismo, la apuesta más arriesgada– ha culminado la jugada judicial colectiva que pretendía corregir –así como suena; y suena mal– los resultados electorales de las últimas generales. A saber: la Audiencia Provincial de MAD ha ratificado, hace unas horas, la imputación por un delito de tráfico de influencias y corrupción a Cristina Álvarez, exasesora de la esposa del presi del Gobierno. Se considera que las funciones de Álvarez consistían en “acompañamiento institucional, de seguimiento y protocolo” y no en funciones privadas, como ayudar a Begoña Gómez en su trabajo en la Complutense. La superposición de lo público y lo privado en la actividad laboral de Begoña Gómez queda probada para la Audiencia en la figura de Álvarez. Es el primer delito real computado por el peinadismo, tras disparar a todas partes. Alea jacta est / se va a liar.
5- El juez Peinado opta por una lectura de los hechos muy creativa, según la cual un asistente –de un ministro, de un presi de Gobierno, del rey– no puede informar a su superior de un hecho privado, como que mañana es el cumple de su cuñada. La razón: eso equivaldría, por sí solo, a una suerte de malversación, de uso de un cargo público, que cobra pasta pública para fines personales/la cuñada. Pero, en todo caso, la Audiencia le da la razón a Peinado. También, como pieza de caza mayor secundaria con la que decorar la chimenea, Peinado, de manera sumamente ocurrente, pide al TS el procesamiento de Bolaños por la contratación de Álvarez, lo que expandiría el empure hacia Moncloa, hacia el propio Sánchez, si así lo desea el TS, ese objeto cargado de deseo.
6- Independientemente de que Sánchez acabe o no también acusado, la piedra en el camino es lo suficientemente grande como para evitar su tránsito. La derecha judicial, totalmente satisfecha, considera –tal vez de forma demasiado confiada, sin evaluar el desgaste que esta escenografía supone para la justicia, su mayor descrédito, su pérdida de autoridad y, con ella, de efectividad– que esta es la última jugada del caso. Ya no es preciso más. Acta est fabula / punto pelota. Han ganado, opinan. Es más, creen que la dimisión del presidente es cuestión de días. U horas.

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